miércoles, 3 de febrero de 2010

MI PRIMER VIAJE A GRECIA

Hoy voy a hacer una crónica de lo que fue mi primer viaje a Grecia.

Fue en Septiembre de 2007 cuando empezamos a buscar destino para nuestros viaje de novios, que sería del 21 al 28 de Abril del 2008. Tras mucho deliberar (5 minutos) nos decidimos por un viaje que a mi mujer le gustaba y yo personalmente llevaba años soñando: Atenas. 7 días con varias excursiones contratadas: "Visita de la ciudad", "micenas-epidauro" y "Aegina, Poros e Hydra".

Así pues salimos del aeropuerto de San Javier bien temprano destino Madrid, y de allí llegada al Aeropuerto E. Venizelos. a eso de las 18 h más o menos. Dejamos las maletas en la habitación del hotel en la plaza Karaiskaki y aunque muy cansados, decidimos salir a darnos una vuelta. Llegamos hasta la plaza omonía y ciertamente, el trayecto entre ambas plazas no era muy allá. La "pinta" de la gente ciertamente asustaba un poco, pero con el tiempo te vas dando cuenta de que si bien se veían bastantes prostitutas y drogadictos, iban a su bola y no te molestaban.
A la vuelta al hotel nos metimos por callejuelas para descubrir la ciudad más allá de calles y avenidas principales. Encontramos un pequeño bar donde por 5,5 € (6 con la propina) nos tomamos 2 gyros, 1 mythos y una coca-cola.

2º día Martes. Salimos temprano en autobús y nuestra primera parada es el templo de Zeus Olímpico, donde la guía nos saca una entrada que por 12 € vale para 4 días y varios sitios arqueológicos. Mi ansiedad por ver el Partenón no me hizo disfrutar lo suficiente de este lugar, aunque me gustó e impresionó mucho, sobre todo por el tamaño de las columnas.
Después de esto, subida al autobús para ir hacia el Akrópolis. Entramos por los propileos y ya me empiezo a emocionar, evocando lo que debían sentir los griegos antiguos al purificarse por esta entrada en forma de π. Una vez que pasamos, me quedo pasmado, sin habla, parado. Ahí estaba el Partenón. El sueño de mi vida. Promesa cumplida: No morirme sin visitar Atenas y ver el Partenón. Majestuoso aunque vilmente dañado en antiguas y absurdas guerras (como todas). La guía empieza a explicar al grupo pero yo paso primero porque no me estaba contando nada que no supiera y segundo porque no podía dejar de mirarlo, e imaginarme todo aquello como el primer día, con gente, con la procesión de las panateneas, las gentes accediendo al recinto. Después, un vistazo a las Cariátides y explicarnos el mito del olivo sagrado, aquel que durante la disputa de la ciudad entre Poseidón y Atenea hizo nacer la Diosa y por el cual se ganó la ciudad. Aquel que, según nos contaron, arrancaron los turcos en su invasión del país y que, al conseguir la independencia, había vuelto a brotar por arte de magia. Tiempo libre para dar una vuelta y ya en el bus nos dan a elegir a todos entre volver al hotel y dejarnos en la plaza sintagma. Al bajarnos en sintagma, una pareja se nos acerca y nos dice "acho,pijo, sois de Murcia, no?" Resultaron ser cartageneros de los cuales nos hicimos buenos amigos. Nos separamos ambas parejas y quedamos en la Farmakeio a las 15 h. para comer. Paseo por Monastiraki donde un comerciante de allí nos aborda y, hablando en perfecto castellano, nos invita a pasar. Nos pregunta de qué parte de España somos y al decirle Murcia, recuerda cuando estuvo por aquí. Varias veces nos contó que cogía el coche y desde Atenas se recorría Europa hasta España. Llego a decirme que él era más español que yo, y yo más griego que él. Nos regala un céntimo griego a mí y otro a mi mujer, y nos explica que esas monedas ya no circulan en Grecia y que al que las tiene le da suerte. Luego de varias compras reencuentro con nuestros amigos, comida en el Thanassis Kebap (un sublaki que aún creo estar saboreando dos años después) y a tomarnos un Frappé, auténtica obsesión allí. Por la tarde, decidimos ir a la colina Lycabettus (la colina de los lobos) subiendo en funicular. Después de la impresionante vista desde allí, bajamos y cenamos en un local cuesta abajo en el cual ponemos a los camareros la cabeza loca.


El cartagenero en cuestión leyendo la carta y preguntando. A su izquierda el camarero hasta las narices

Al salir, nos tomamos unos Ouzos en un pub que no se a vosotros, pero a mí no me gustó nada. Es como un aguardiente anisado y a un servidor el anis como que no le va. De camino nos encontramos en la avenida basilissis sofias con una cosa muy curiosa. Yo lo interpreto como una mezcla entre cajero automático y el cepillo de la iglesia:



Parada a ver el cambio de guardia. Recomendado 100%. Un espectáculo digno y más siendo de noche y nosotros solos allí. Termina y nos volvemos al hotel. La otra pareja salía al día siguiente en ruta por el peloponeso y a nosotros nos esperaba un día de patearnos la ciudad.

Como me está quedando especialmente largo, otro día seguiré relatando el resto del viaje. Espero que sea ameno para vosotros.

3 comentarios:

  1. Hola Juan Pedro (¿o prefieres el Yanis Petros?):
    En la última foto ves una especie de eclisaqui, iglesia pequeña o de este tipo, que consiste en la construcción en cuestión. Imprescindibles son el icono y el candil. En la mayoría de los casos se construyen por particulares en el lugar donde ha sucedido un accidente de tráfico y los que estaban dentro se han salvado. Pero en la foto, por lo que pone en la inscripción, se trata de dejar dinero que se destina a una iglesia cercana.

    A ver qué pasa a continuación... ;)

    Un saludo,
    Vicky

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  2. Jeje, mejor llámame Yannis Petros. En el circuito que hicimos en nuestro segundo viaje vimos cientos de miles por la carretera. Según nos dijeron los ponían los familiares cuando fallecía y si se salvaba lo ponía él mismo.

    Se me olvidó comentar la frustración que sentí cuando nos dijeron "el museo del akrópolis está cerrado así que no podréis verlo. Están haciendo uno nuevo por exigencia inglesa para devolver los mármoles y hasta el verano como pronto no lo inauguran". Eso, y las peripecias del cartagenero para conseguir un céntimo griego al enterarse que daban suerte (y cómo consiguió uno jeje)

    Un saludo Vicky!

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  3. Hola, Juan Pedro. Perdón, Yanis Petros. Jeje...

    Muy interesante y ameno tu relato. Veo que coincidimos en dar rienda suelta la imaginación cuando nos encontramos en lugares históricos. Jaja, ya me imagino al cartagenero volviendo loco al camarero (hice mi primer mes y medio de "mili" en Cartagena). En lo que no coincidimos es con el uso (ouzo). A mí me encanta a veces solo, acompañado de algunos "mesedes", y otras veces con unos cubitos de hielo ("me pagakia"). ¡Ah! Yo también hice el crucero de un día por las slas del Golfo Sarónico. Eso sí; hace ya muuuchos, muuuchos años.

    Saludicos

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