sábado, 13 de febrero de 2010

MI PRIMER VIAJE A GRECIA (IV)


Viernes por la mañana bien temprano, nos recogen en el hotel y nos dirigimos al Pireo a tomar el barco para ir a las islas. Atasco monumental para salir de Atenas. Le pregunto a la guía y nos dice que era semana santa ortodoxa y que todo el mundo se iba a las islas a pasar el puente.
En el barco nos vemos con la pareja de Toledo que iban también y tras un rato de navegación llegamos a Poros.


LLegada al puerto de Poros

Isla tranquila, por la cual nos damos un paseo no muy lejano ya que sólo tenemos una hora para volver al barco. Algunas compras y vuelta al barco.

Lo peor de todo: la navegación. Las vistas muy bonitas, pero hace sol y mucho viento, lo que hace que sea muy incómodo ir en cubierta. Dentro del barco es aún peor, puesto que no hay muchos sitios donde estar.

Llegamos a Hydra, otro de los bellísimos lugares que visité en Grecia. Me encantó esa isla. La tranquilidad y la armonía que se respira en la isla es increíble. Prohibidos los vehículos de motor, las únicas opciones para desplazarte son a pie, en bici o en burro. Nosotros elegimos a pie pero era precioso el puerto lleno de gente con sus burros. Incluso se los dejan ahí solos para irse a sus recados, como uno que volvió al rato con bolsas de un supermercado


Con pena por dejar esta isla tan bonita, subimos de nuevo al barco para ir a Aegina, isla más grande que las otras anteriores. Al llegar allí, un ferry llega al minuto de nosotros y cuando abre las puertas, ahí empiezan a salir coches que parecía eso la carrera de los autos locos. Nos proponen una excursión a un templo (previo pago de 55 € por persona) que nosotros declinamos, y nos sentamos en una terraza a tomar un frappé, donde nos pusieron unas galletas y, como era habitual, un vaso de agua a cada uno. Nos vamos a darnos una vuelta y yo acabo con las orejas hinchadas de tanto campanazo de la iglesia de la isla, que está sonando constantemente



Vuelta al barco donde nos dirigimos de vuelta al Pireo. Después de muchas vueltas para encontrar cual era nuestro autobús, nos bajamos en el hotel. Una vez allí salimos a darnos una vuelta, pero regresamos enseguida puesto que mi mujer no se encuentra bien. De camino nos comemos unos gyros de girino y a casa. El día siguiente vamos a seguir pateando la ciudad.

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