lunes, 8 de febrero de 2010

MI PRIMER VIAJE A GRECIA (II)

Antes de nada, acabo de recordar que el día anterior lo primero que visitamos fue el estadio Panathenaiko. Y es que los peces y yo tenemos en común algo más que el nadar.

El tercer día habíamos planeado levantarnos temprano para poder hacerlo todo. Pero claro, del dicho al hecho hay un trecho. A eso de las once y ya desayunados, salimos hacia el museo arqueológico nacional para ir un rato al museo, sin saber que aquello, de tan grande, no sólo no tenía fin, sino que uno no quiere que lo tenga.

Tardamos un rato en llegar puesto que somos de los que les gusta patearse la ciudad y verla lo máximo posible, así que el metro no lo llegamos a coger.

Una vez dentro del museo, se te ponen los pelos de punta al ver tal cantidad de restos y tan bien conservados. En cada una de las salas había una persona que controlando que te decía o bien "no flash" o bien "no photo". Pero lo curioso fue cuando llegamos a la estatua de Poseidón. Le intento hacer a mi mujer una foto delante de dicha estatua simulando la postura de Poseidón a punto de lanzar el tridente cuando la chica que había controlando me dice de lejos "no ....." No entiendo lo segundo así que pensé que era "no photo". Cuando vamos a salir de la sala veo a gente hacerse fotos y la chica no dice nada, así que le digo a mi mujer que damos la vuelta y le hago la foto. Cuando estoy apunto de hacerle la foto otra vez la chica me dice algo de lo que sólo entiendo el "no", así que le hago señales para que venga y me explique. Resulta que lo que me decía era "no posture". Que no se podían hacer posturas porque lo veían como una falta de respeto. Así que decidimos no hacer la foto y un italiano que allí había nos dijo amablemente que nos hacía una fonto juntos delante de la estatua.


Salimos de allí a eso de las tres de la tarde y cogimos rumbo al ágora, no sin antes parar a comer en un sabbas. Una vez en el ágor me quedo nuevamente maravillado al ver lo enorme del recinto, y otra vez me empiezo a imaginar a los antiguos atenienses hacer su vida cotidiana por el lugar. Después de recorrer prácticamente cada palmo, salimos a ver el areios pagos, lugar pegado al akrópolis donde se reunía el consejo. Más fotos por allí, un vistazo desde fuera al interior del odeón de herodes ático (Herodes Julius Tiberius Aticus, ahí es ná), que había hecho construir en honor a su mujer, y al bajar nos decidimos a subir al Filopapo. Al fín, después de muchas vueltas y de estar más perdidos que un pulpo en un garaje, encontramos la subida al sitio. La vista desde allí es acojonante, toda la ciudad rendida a tus pies. Estando allí apareció un hombre que al principio nos da un poco de susto pero que luego sólamente era un hombre paseando su perro. Me encanta ver la ciudad llena de perros cuidados por las gentes. El hombre, simpático él, esbozó una sonrisa al saber que eramos españoles, algo que empezaba a ser muy común.
Bajamos y por la calle dionisio aeropagitou nos encontramos con el servicio consular español. Es curioso porque en la avenida vassilisis sofías, en las embajadas de kuwait, U.S.A., etc... habían militares armados y bien armados y en la española había una garita con un tío que no hacía más que mirar el reloj (typical spanish). Me acerco, leo la placa y le hago una foto, ya que me hace gracia no sólo el típico horario de funcionario español, sino que además, en español empiezan a una hora y en griego a otra!


Pasamos por el arco de Adriano, puesto que en la excursión anterior sólo lo vimos desde el autobús, y de paso ver de nuevo, aunque sea desde fuera (al fin y al cabo, otra perspectiva) el Templo de Zeus Olímpico. Seguimos hacia delante y nos pasamos junto al Zappeion (gracioso para mi puesto que tengo un amigo al que llamamos "chapión") donde nos compramos un helado en un kiosko y nos sentamos justo enfrente a tomarnos un descanso y lo contemplamos. De camino de vuelta, paro a hacer unas fotos a los evrones y al palacio de los diputados griegos, a la universidad, etc...


Llegada a la plaza del hotel donde paramos a cenar en un sitio que no recuerdo su nombre, pero que no sólo cenamos muy bien, sino que además nos trataron de maravilla. En este punto es cuando empiezo a darme cuenta de que fui a Grecia porque me encantaba la antigua grecia, su historia, arqueología, etc... pero me estaba empezando a enamorar de la grecia moderna, de sus gentes y demás.

Después de cenar, subimos a la habitación a descansar, que al día siguiente (jueves) nos esperaba una excursión al canal de corinto y teatro de epidauro.

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